Entrevista a Ricardo Napurí

Ricardo Napurí y los movimientos sociales en
América Latina en el Siglo XX

Diálogo con “Carrusel Cultural: Voces y contexto”
en Radio Arinfo


Por Adriana Prado
Buenos Aires,  11 de Noviembre 2017



Introducción
Adriana Prado: Vamos a conversar sobre su larga vida, fructífera y comprometida en pos de la justicia y la libertad de nuestros pueblos, sobre todo latinoamericanos. Cuéntenos Ricardo, cuándo y dónde nació.
Ricardo Napuri: Aunque, a veces no es grato hablar de uno mismo creo que es buena la conversación que vamos a tener, porque mediante esta entrevista tengo que contar quién soy. 



Ricardo Napuri Noviembre 2017

Adriana Prado: ¿Quién es Ricardo Napurí?
Ricardo Napuri: Tengo la suerte de haber llegado a los 92 años. Soy peruano, nací en 1925 en un pueblo de la costa que está allá, en el Océano Pacífico, a 200 Km de Lima. Y en esos 92 años, 70 años son de compromiso político, digamos, para no complicar si es militancia o no. Si no, que la misma entrevista vaya demostrando lo que hice. Mi vida fue muy facética. Mi origen fue terriblemente pobre, mis padres se separaron muy pronto y fuimos cinco hermanos. Nuestro pueblo era muy modesto. Además, fui obrero agrícola.
Durante 5 años, de muy jovencito, fui minero de socavón en las minas de las sierras central del Perú. Después la vida, en otro curso, me llevó a ser aviador militar, por razones de subsistencia, ya que no pude ingresar en una universidad por la pobreza de mi familia. Así que hice un período corto militar. En un momento determinado fui obligado a bombardear a una rebelión en 1948. Había que matar a mucha gente, fue una carnicería. Era la obligación de la armada.

Adriana Prado: Me parece que ese es un hecho que marca definitivamente lo que va a hacer el resto de su vida, porque usted no tenía una militancia política, pero si tenía una militancia en la vida.
Ricardo Napuri: Claro, la vida me había tirado los días abajo porque era sensible como cualquier otro sufriente. Matar personas no me parecía correcto, entonces me negué y para los militares eso era una falta grave, me hicieron consejo de guerra y me expulsaron del país, por eso vine a la Argentina deportado.
Adriana Prado: ¿Vivía su mamá en Argentina?
Ricardo Napuri: Mi mamá es argentina. Vivía en la Argentina con mi hermana menor, pero volvió a Perú y murió allí.  
A fines de 1948, yo estudiaba Letras y Derecho en San Marcos. Y al salir de una reunión, que tuve con 30 alumnos que querían saber qué pasó en Perú, dos hombres violentamente me metieron en un auto y me llevaron a la Sección Especial de la Policía Federal. Los tipos infiltrados, en ese momento en las universidades les parecía extraño que un militar estuviera hablando a la oposición, pero yo no sabía que los que me estaban escuchando eran radicales y ellos me consideraron opositor y me acusaron de comunista. Lo injusto es que me acusaron como quisieron. La gente no entiende que el problema no es cuánto estuviste preso sino qué hiciste. Yo lo pague duro porque durante toda la vida acumule fichas. Me ficharon de subversivo o comunista, sin ser nada de eso. Los gobiernos reprimen de manera abusiva.
Mi salida de prisión, no fue tan normal, porque el que me sacó fue el Dr. Silvio Frondizi, hermano del Dr. Arturo Frondizi, que en el año 58´ llegó a ser presidente. Y desde ese momento yo me vinculé con su familia y con el mismo presidente.
Adriana Prado: Tuvo una inserción afectiva y familiar importante con los Frondizi.
Ricardo Napuri: Claro, porque un tipo desvalido como yo entra a prisión y sale protegido, en su momento, por la familia más importante del país. Estaba Silvio que era marxista, Arturo que era radical o centro izquierdo, que luego se hizo presidente y después su hermano Risieri que fue rector de la universidad. O sea, hay que tener suerte y la tuve. Más adelante, me integré al grupo Praxis haciendo ahí mi política argentina, tanto dirigente sindical como después miembro de la comisión directiva durante 8 años, y luego, fui responsable del Sindicato de Prensa de La Razón. Además, fui miembro de la seccional departamental del Sindicato de Prensa Capital. Y después, obviamente hice todas las tareas que se hacen cuando un grupo que se reclama de izquierda intenta hacer.
Éramos un grupo marginal respecto a otras agrupaciones de izquierda y Silvio se dedicó mucho a la formación de cuadros
Adriana Prado: Ahí, ¿usted tuvo una actividad destacada e intensa con respecto a los estudiantes y sobre todo con los estudiantes latinoamericanos, ¿no?


Ricardo Napuri: Si, con cientos de estudiantes latinoamericanos y eso después hizo que mi vida política reapareciera y me vinculara a otros países.


Ricardo Napurí en su casa



Saltando a otra etapa, en el año 56´ con la madre del Che Guevara formamos un grupo de apoyo a la Revolución Cubana cuando nadie daba nada por ellos.

El Che y la Revolución Cubana
Ricardo Napurí y el Che Guevara en Cuba
Adriana Prado: Ese grupo de apoyo a la gesta cubana, ¿estaba relacionado con su participación en Praxis?
Ricardo Napuri: No, como miembro de Praxis. Quién iba a pensar que íbamos a conseguir la victoria en el 58´ e iba a ser lo que fue la figura del Che y que después en Cuba me vincularía con el Che inmediatamente.
Adriana Prado: ¿Es verdad que la madre del Che fue la gran influencia ideológica del Che? ¿Es así? O ¿Qué percibió usted?
Ricardo Napuri: Bueno yo conozco bastante la vida de él, sobre todo por su primera esposa Hilda Gadea, amiga y compañera de mi partido. Además, he leído mucho pero el problema de la madre del Che era que ella le dedicó especial atención a él porque el Che a los cuatros años tuvo un asma irreversible e incurable. Tanto que estando en Cuba y conversando él me dijo que era vecino de la muerte porque había estado diez o quince veces muriendo por asma, aunque la gente lo acusaba de temerario, pero él lo negaba. Además, como él faltaba mucho al Colegio por los ataques de asma la mamá lo protegía mucho. Incluso lo llevaban a Córdoba para que se sintiera mejor.
Los padres del Che eran muy cultos así que él leía mucho y tenía una gran imaginación. Entonces, a partir de su drama personal y de lo que leía se hizo un hombre muy creativo y también imaginativo, pero no un fabulador.

Adriana Prado: Por eso el Che decía que era un Quijote?
Ricardo Napuri: Así es, y retomando lo mío respecto a las guerrillas en Perú, después vino el fracaso del momento guerrillero. Yo forme dos o tres partidos políticos importantes que fueron la central obrera y, por otro lado, hemos formado muchos militares en donde creamos la nueva izquierda.
Después la vida me llevó a ser diputado, redactor principal de la constitucional del 78´ y 79, y senador dos veces por la República, entre otras cosas.
Adriana Prado: Ricardo, antes seguir avanzando me gustaría comentar con nuestros oyentes de “Carrusel Cultural” su recuerdo del Che,  ya que tuvo un trato tan directo con él y tan de camarada y de colaborador estrecho.
Ricardo Napuri: Yo no fui amigo de él pero lo conocí el 10 de enero del 59´, al día siguiente que él ingresó a La Habana, por las razones que comenté anteriormente en relación a su madre. Yo siempre resalto que esa relación fue de privilegio por haber conocido al personaje y también su transición.
Cuando el Che me dijo que fuera a buscar gente para ver quiénes se podían comprometer en Perú para hacer una guerrilla, el Che todavía no era un mito porque cuando lo vi a él, por primera vez, era un joven. Después fue desplegando sus capacidades como el mentor ideológico, e incluso el constructor de esas sociedades que presumían ser socialistas. El mito del Che fue después de su muerte.
Como persona era un joven argentino con sus prejuicios y problemas y no había tomado un partido político todavía. Entonces yo fui allá a hacer esa tarea que me encargó.


También estuve en el momento que él y su esposa Hilda discutieron y se separaron .A veces la sociedad cree que este tipo de personajes son puros e impolutos, como si no hubieran conocido el barro, y el Che era un joven convencional con prejuicios. Lo que pasa es que él tenía una calidad personal que iba respondiendo a las exigencias de la realidad correctamente… 
Adriana Prado: Tanto el Che como usted tenían –entre otros- un rasgo en común: a priori no tenían una filiación política asumida pero si una gran sensibilidad ante la injusticia social, que luego se convirtió en un norte decisivo en sus vidas.
Ricardo Napuri: Quiero mencionar un aporte: Trotski decía “La película de la vida”. Cada uno de nosotros tiene una película de su vida particular. Yo di trazos de la mía, efectivamente no fue normal que un joven como lo fui yo no tuviera padre ni madre, que andaba por las minas. He estado varias veces en prisión y como dije antes, varias veces deportado. Digamos que tuve una vida cruel, pero mi formación es de tipo diferente a la del Che porque  yo llego a la izquierda como sufriente. Mis convicciones humanistas vienen de lo que soy, de abajo. Muy castigado por la vida. Prisiones, torturas, estuve de acá para allá. Sin embargo, el Che no. De todas maneras, eso no le quita mérito, al contrario, porque el Che venía de una familia de la alta burguesía argentina, del privilegio. Aún así, yo no me quejo.
Aunque la gente le gusta como escribo,  yo no sé escribir, pero como tuve muchos amigos escritores, aprendí. La vida no me dio la oportunidad de leer, a diferencia del Che que ya leía desde los 4 años. Entonces, por eso digo, son vidas diferentes pero el mérito de él es que siendo un joven sobreprotegido y enfermo, se lanzó a la vida.  Le dio contenido a su vida.
El siempre se motivaba, porque en el 57´ le preguntaron en una entrevista si era revolucionario en la Argentina y él contesto que no, que hubiera sido de derecha. El Che era franco, él no tenía ideas políticas formadas pero fue dando saltos cualitativos que después la vida le obligó a otros compromisos y respondió mejor que muchos otros. Esto es importante en la evaluación del origen de cada uno.
Otra cosa importante es que el Che toma la veta de la acción revolucionaria a través de los compromisos que él tuvo, por ejemplo el Congo, Perú, Bolivia, etc. Y así fue haciendo la película de su vida. Sin embargo, el caso mío es diferente porque yo estuve diez años para formarme con Silvio Frondizi, un maestro. He vivido la vida política argentina intensamente, incluso en el movimiento sindical. Pero a su vez, nosotros nos dedicamos a formar cuadros; cuadros americanos y cuadros argentinos.

América Latina, las izquierdas y la formación de cuadros
Adriana Prado: Ricardo, ¿cómo influenció la población en Perú en el movimiento de izquierda y en el movimiento guerrillero? ¿Hay una incorporación  de campesinos?  
Ricardo Napuri: Nosotros tenemos un personaje histórico que se llama José Carlos Mariátegui. Fue un autodidacta, murió joven a los 35 años. Fue autor de una serie de libros y  junto con otros fue uno de los primeros en estudiar la realidad peruana.  En esa época, en Perú había 20 mil comunidades campesinas y se las denominaba como un pueblo de entre 6 u 8 mil personas que venían del incanato. Cuando llegó la modernidad junto con la liberación de los españoles y los gobiernos de la república, la oligarquía los agredió y en realidad el ciento por ciento de la tierra era de ellos. Sin embargo, la modernidad capitalista los expulsó de sus tierras pero ellos se defendieron más que ninguno porque en Argentina, a pesar de que había un movimiento de defensa de la minoría, en Perú era lo contrario.
Adriana Prado: También eran pueblos que habían heredado una organización mucho más integral, a diferencia de nuestros pueblos originarios. Ellos eran el centro del antiguo Imperio Inca.
Ricardo Napuri: Claro, socialmente eran el centro de la realidad porque eran la mayoría, estoy hablando de los años 1920, 1930 en la época de Mariátegui.  Entonces éste autor fue más lejos porque él se hizo socialista, marxista, y al analizar la realidad, él creyó que en Perú había posibilidad de que hubiera un socialismo agrario, campesino, además, de ligarlo con la urbanidad y así, crear una especie de alianza entre los obreros campesinos. Todavía en la actualidad subsiste esta situación en Perú, a pesar de que las comunidades han sido desintegradas por la modernidad.  La modernidad los expulsó de sus tierras. Muchos se han defendido, pero a su vez el libre comercio o el comercio regional los obligó a salir de su encierro comunal .

Adriana Prado: Si, la expansión misma del capitalismo.
Ricardo Napuri: Es este capitalismo que de alguna forma va creando relaciones interdependientes. Pero en Perú hay un hecho particular, mayor que en Bolivia, y es que todavía las comunidades existen.
Adriana Prado: Ricardo ¿Cómo sigue su trayecto?, ¿Cuándo vuelve a la Argentina?, ¿Cuándo vuelve a Perú?
Ricardo Napuri: Todo eso tiene que ver con acontecimientos políticos importantes.
Adriana Prado: Por ejemplo, ¿Dónde estaba en la época del Plan Cóndor?
Ricardo Napuri: Mi primera deportación fue en 1948 y cuando fue el Plan Cóndor a mi me deportan en el 78, pero antes yo fui deportado en Chile dos veces, en el año 71 y el 73. Por eso en mi biografía relato mi vínculo con el partido socialista y mi vínculo personal con el presidente de Chile, Salvador Allende. La diferencia es que cuando me deportan en Perú en el 71, coincide con la presencia de Fidel Castro en Chile.
Adriana Prado: Que fue un gran apoyo para Salvador Allende, ¿no?
Ricardo Napuri: Si, muy importante. Yo conversé, en ese momento, con el presidente Allende porque le pedí ayuda, ya que Allende siempre fue muy solidario con todos los movimientos de América Latina, y con ese antecedente, los bolivianos me encargaron, cuando se creó la asamblea popular, pedirle a ayuda a él.
Esta conversación tiene un perfil histórico porque el presidente era un hombre excepcional pero me contestó que ya no podía hacer eso porque estaba en la presidencia, tenía otro compromiso, otra vigilancia y no podía. A eso, yo le respondí que en Bolivia iba a haber un golpe. Porque si caía Bolivia y Chile se iba a entrar en una etapa de reacción en América Latina como ocurrió después. Entonces él me dijo que lamentablemente no podía ayudarnos porque su posición era muy débil y no tenía más que el gobierno y aparte, la fuerza opositora era muy fuerte y EE. UU era muy agresivo. De todas maneras, yo intenté forzar diciéndole que si no había una revolución por izquierda en Bolivia él podía caer, pero aún así me dijo que no podía hacerlo. A todo esto, me volvieron a deportar a Chile.

Actualidad polìtica
Adriana Prado: Ricardo, hablando de cuadros, viendo nuestra realidad política actual y la de los últimos años, uno nota que hay gente muy bien intencionada, jóvenes militantes pero que no tienen una formación política sólida: la negra noche de la dictadura ha sido como un hachazo en esa cadena de transmisión de experiencia, de conocimiento y de práctica política. Entonces ¿cuál sería la mejor manera de formar políticamente a los jóvenes?
Ricardo Napuri: Cuando nosotros hemos dicho que Silvio Frondizzi quería la formación de cuadros, él creía que los jóvenes que se comprometían políticamente debían de ser más activistas, a pesar de la realidad de su tiempo. Ahora, la realidad de nuestro tiempo ¿cuál es?  ése es el problema, porque lo que a veces no hacen los políticos es pensar que la realidad de un país es parte de un mundo integrado. Nosotros estamos acostumbrados a llevarnos por el curso que se les da la gana. Y a veces pensamos que los problemas son problemas argentinos, Pero nunca los problemas fueron de un solo país, lo que pasa es que un país refracta la realidad de la región y del mundo.
Primero se formaron los países avanzados, nos colonizaron y nos quedamos atrasados, rezagados. Incluso nos castigan a pesar de que ellos se han formado a costa de muertes, sacándole el alma a la gente robando todo lo que pudieron. Hoy son dueños del mercado mundial, son dueños de la economía. Nosotros somos un producto histórico de todos aquellos que nos quitaron nuestra civilización y nos colonizaron. Ellos tienen una posición de opresores históricos y todavía nos siguen oprimiendo a través del capitalismo liberal. Yo, como soy un combatiente, quiero la revolución social.
La revolución social significa que el poder vaya del lado de los sufrientes porque hace siglos atrás se viene explotando la condición de pobreza de los pobres. Hasta los analistas, estudiosos burgueses dicen que en la producción, el elemento fundamental es el trabajo y que el sujeto social, en la producción, son los trabajadores. Entonces, me pregunto: ¿por qué diablos los trabajadores no pueden tener su propio poder si ellos en realidad son los creadores de la propia riqueza? El problema está invertido por la opresión nacional histórica, ni los trabajadores saben eso y nosotros no contamos ese hecho. Así que, esa es la mirada diferente que algunos llaman la izquierda marxista, tópica o como se le quiera llamar.
Partiendo desde ese punto de vista, es que yo hago mi análisis, yo tengo una sanción política y ética al capitalismo. Entonces lo que hemos constatado en América Latina y en Argentina es que el sistema no se deja reformar.
Por ejemplo, el estado de bienestar ocurrió en el peronismo pero siempre fue sancionado por Estados Unidos porque para ellos era un intento reformista y ellos no aceptan que eso ocurra, pero cuando se produce es porque los pueblos han luchado. El hecho real es que los trabajadores, todos los oprimidos, dependiendo de las fuerzas de su trabajo, nunca tienen el poder.
Adriana Prado: Ahora se quiere reformar las leyes laborales.
 Ricardo Napuri: Está ocurriendo en todos lados, no solo en América Latina. En todos lados hubo dictaduras, momentos determinados donde hubieron movimientos progresistas. Por ejemplo, la revolución cubana marcó la realidad de América Latina y surgieron los gobiernos reaccionarios. La burguesía está tomando el poder, eso es lo que se está viviendo en todos los países. En conclusión, nuestros problemas no son tan argentinos, sino que Argentina es parte de cómo está el mundo.
Adriana Prado: ¿Es posible el socialismo? O ¿cuáles podrían ser las nuevas formas o los nuevos caminos para este socialismo?
Ricardo Napuri: Rosa Luxenburgo fue la primera que dijo que los bárbaros liberales eran los bárbaros modernos. Ya desde 1930 había pasado mucha agua bajo el puente, entonces el capitalismo siempre ha tenido la condición, a pesar de sus contradicciones, de salvarse del desastre. Incluso los análisis dicen que se iba a ir la crisis pero el socialismo se alejó.

Adriana Prado: Pero el capitalismo nunca termina de morir, a pesar de que lo está.
Ricardo Napuri: Si, eso es lo que estoy diciendo, no termina de morir como un enfermo terminal. El capitalismo todavía tiene la capacidad de sobrevivir como un enfermo terminal a través de la barbarie. El capitalismo quiere vivir con el 30 o 40% de la población del mundo. El 60% para ellos queda como marginal y los va matando en vida.
Adriana Prado: ¿Qué analizaría el capitalista cuando ve que en Europa los invade la inmigración?
Ricardo Napuri: El capitalismo necesitó de esos inmigrantes para los “trabajos sucios” y después los rechazó. Tal es así, que en Alemania hay cuatro millones de turcos. Los rechazan porque el sistema capitalista con la automatización quiere vivir con menos población trabajadora. Esta es la realidad del mundo.
Adriana Prado: ¿Cómo hacemos para enseñarle esto a los jóvenes?
Ricardo Napuri: Es el colmo que los partidos políticos actuales no tengan una pedagogía porque son el futuro. La gente cree que después del capitalismo no hay nada más y retroceden  no viendo otro mundo. El capitalismo va a la barbarie.
Yo creo en la auto actividad de los de abajo, no solamente porque ese es mi mundo sino también porque ese es el mundo que yo interpreto cultural y políticamente, porque hay varios componentes en la sociedad. Los sufrientes siempre han luchado y lo siguen haciendo porque la gente no se deja matar. Creo que la Argentina es el país más “luchista”, todo el mundo pelea. Somos un pueblo  ”protestón” pero hace falta más concientización. Es necesario que la gente comprenda en qué realidad vive, porque la gente tiene que indignarse, no resignarse y pasar a la revolución. La gente está educada de otra forma, la gente quiere resoluciones inmediatas. La gente no sabe cómo salir y puede ganar la barbarie pero hay que dar batalla.
Las resistencias producen determinadas conductas. Las luchas liberan. La gente, al luchar, sabe que le falta algo. Si no damos la lucha es el abismo.
Adriana Prado: Es importante no caer en el desánimo, no hay tiempo para el asombro, sino para seguir adelante.
Ricardo Napuri: Por eso es importante el trabajo de hormiga. Hay que tener la capacidad de tener paciencia y el curso va apareciendo, y cuando llegue ese momento, aprovecharlo.


Adriana Prado: Muchas gracias.





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